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Ronaldo - El niño de oro

16/09/2002
Ronaldo - El niño de oro

Brasil es sinónimo de fútbol. Más que una pasión, es una religión que llevan millones en la sangre, que se respira en cada pueblo o ciudad. Las calles de los barrios pobres de Brasil, han visto nacer a decenas de futbolistas de gran calidad y renombre mundial. Las hermosas playas, no solo muestran esculturales cuerpos femeninos, también, jugadores de fútbol o estrellas en potencia.

La ciudad de Río de Janeiro, es la puerta de entrada al gran país que es Brasil. Ahí, en uno de sus barrios pobres, nació hace 26 años, Ronaldo.

Es el centro de las miradas y es un millonario. Lo suyo, afirma, es producto de la ilusión y el deseo de triunfar. Ronaldo se sabe también culpable del valor de su imagen, que lo muestra ante el mundo como el nuevo "Rey Midas", capaz de convertir en oro cada toque que le da a una pelota.

Parece sincero cuando se muestra humilde y sencillo, aunque el mundo se empeñe en tildarle de fenómeno o maestro y hasta de extraterrestre.

El fútbol cambió su vida muy rápido. Luis Nazario de Lima, su verdadero nombre, nació en Benito Ribeiro, uno de los barrios más pobres de Río de Janeiro, el 21 de setiembre de 1976.

Desde muy pequeño piso el balón, descalzo, en la calle, con muchos amigos que como él, no tenía zapatos ni tampoco bolsillos en los pantalones, para guardar alguna que otra moneda que les regalaran.

Con 13 años sus padres se separan, y sin embargo, él comenta que en su memoria mantiene el recuerdo de una infancia feliz.

Era el tiempo en que los niños brasileños tenían como ídolo y a Zico,
llamado entonces el "Pele blanco". Ronaldo aprendió también como todo buen brasileño a bailar la zamba, una música que va de la mano con el fútbol. A los 15 años dejó la casa de sus padres para convertirse en profesional.

Su padre acababa de firmar un contrato de 10 años, que hasta ahora termina, con dos empresarios brasileños que hicieron el negocio de sus vidas. Ellos han percibido desde entonces, un diez por ciento de todas las ganancias de Ronaldo, como futbolista y como modelo de publicidad.

Durante su primer año en primera división brasileña, hizo 58 goles en 60 partidos. rápidamente se hizo famoso. A los 17 años es convocado a la selección mayor de Brasil. En la historia del país, solo otro jugador había sido convocado a esa edad para jugar un mundial: "el rey Pelé".

Ronaldo llega a Estados Unidos 94, pero no jugó ni un minuto: Romario y Bebeto eran los titulares de la delantera y pasaban por un excelente
momento. Aún así besó la copa por primera vez en su vida.

Era tanta su fama, que sin jugar el mundial, acaparaba los titulares de los periódicos y se convertía en un nuevo rey.

Entonces se fue a Europa. Su primer equipo fue el PSV Eindoven de Holanda. Ahí, sus goles le valen para ser comparado con los más grandes de todos los tiempos. El aceptaba el reto y se superaba partido a partido.

Ronaldo, quien sabe bien que todas las empresas del mundo lo quieren para que anuncie sus productos, protagonizó este verano en Europa el gran escándalo del mundo del fútbol.

Hace pocos días se incorporaba a su nuevo equipo, el Real Madrid, luego de una extensa negociación entre el Real y el Inter de Milán. Los italianos, indignados con él, lo trataron de desertor y hasta de mercenario.

Las negociaciones para llevarlo a Madrid fueron duras y aún falta por
revelar todos los detalles de esta especie de novela futbolística. Pero
ahora sabe superar tragos amargos: está acostumbrado tanto a saborear las mieles del éxito como el infierno de las lesiones.Ahora dice estar muy tranquilo en Madrid, donde todo lo hace feliz: los compañeros, el entrenador, la ciudad y por supuesto, la afición. Requisitos que él mismo dice, necesita para triunfar.

Es la segunda vez que jugará en España. Antes lo hizo con el gran rival del Madrid, Barcelona. Aquí firmó goles espectaculares, como el que anotó ante el cuadro del Compostela.

Y es que en Barcelona, a donde llegó en los años noventa, empezó la "Ronaldo manía". Su primer año con el equipo, fue el mejor que se recuerde en la carrera profesional de este gigante con rodilla de cristal.

En 1996, con solo 20 años de edad, recibe el trofeo de la FIFA, como mejor jugador del mundo. Es el primero de una larga colección de premios, que incluye todos los trofeos posibles que pueda obtener un futbolista.

La luz propia que le hace brillar allí donde va, el cariño de la gente, el
dinero y la fama, dejan ahora en segundo plano los problemas de salud a los que se ha tenido que enfrentar Ronaldo, principalmente en sus rodillas.

En 1998, a pesar de su lesión, va al mundial de Francia. Brasil pierde ese mundial pero Ronaldo siguió siendo figura, y en su vida faltaba lo peor.

Cinco meses duró su recuperación. El 12 de abril del 2000 su rodilla se
rompe como cristal en un partido en Roma. Muchos se preguntaban si era este el fin de la carrera del joven.

Se levanto de las cenizas, aprendió la lección. Un año después no solo se recuperó, sino que pudo asistir a su tercer mundial y alzar por segunda vez la copa. Brasil y Ronaldo, eran pentacampeones.

Atrás quedaba la soledad del hospital, pero también este tiempo fuera de las canchas en que fue padre, visitó museos, dio dinero para el teatro y el ballet, y conoció a artistas como el cantante brasileño Chico Buarque.

Además de odiar la guerra, la pobreza y sufrir por los niños de la calle,
Ronaldo sueña con quitar del mundo a todas las personas malas.

El rostro de niño feliz que aún ostenta, un espirito afable, hace unos
años lo convirtió en embajador de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, para luchar contra la pobreza. Así visitó los campos de guerra en Kosovo y se encontró con lo que antes era una escuela, que él con su dinero, había ayudado a construir.

Asegura hoy que el nuevo Ronado, es ya un hombre experimentado, más maduro. Dice que el dolor y el sufrimiento experimentado con su rodilla frágil, le han añadido un poco de filosofía a su carácter.

Así es Ronaldo, simpático y sencillo. No se cansa de sonreír, como un niño jugando con su nueva pelota.

El fútbol seguirá siendo alegría, pasión, y religión, si en países como
Brasil, siguen surgiendo figuras de la talla de Ronaldo.

Marcelo Castro