FIEBRE POR RONALDO
23/04/2003
FIEBRE POR RONALDO
Fue una llegada tumultuosa, hollywoodiana y plagada de empellones, empujones y
momentos de tension indisimulada. La aparicion del Real Madrid de Figo, Zidane,
Ronaldo, Roberto Carlos, Hierro y Casillas (solo faltaba Raul del G-7) por la
terminal del Aeropuerto Internacional de Manchester estuvo a punto de provocar
desmayos y algun herido por aplastamiento por culpa de la mala organizacion de
la Policia inglesa. A pesar de que Julio Cendal, responsable de seguridad del
Real Madrid, habia trazado con astucia la presencia de las white star entre la
nube de cazautografos que colapsaron el aeropuerto, la escasisima presencia de
policias dio pie a lo que todos temiamos.
Cuando Casillas, Helguera, Portillo, Salgado, Flavio y Makelele pasaron todavia
se pudo contener la avalancha. El problema crecio cuando Hierro, Zidane o Figo
se dejaron ver ante el tumulto. Como pudieron se abrieron paso entre la nube de
camaras, fotografos y chavales que, ataviados con sus camisetas oficiales de
Siemens, rogaban un autografo en su carpeta de firmas insignes entre una marana
de zarandeos, pisotones y gritos.
La locura quedo reservada para el ultimo capitulo. El bueno de Ronaldo se quedo
rezagado y, acompanado de Javier Garcia Coll (que tuvo que hacer de
guardaespaldas ante lo que se le vino encima al brasileno), el crack empezo a
verse presionado por una turba de al menos 70 individuos que le pedian un
autografo con la ansiedad con la que los Beatles o los Rolling recibian a sus
fans enloquecidas en los felices anos 60. Ronie sonrio al principio, pero al ver
que su maleta de ruedas empezaba a bailarle de la mano derecha, que su chaqueta
casi es arrancada por una manga y que le golpeaban su mitica calva con carpetas,
bolis y demas objetos de culto para un cazautografo, entendio que la cosa iba en
serio y que los tres policias que le rodeaban hacian menos que un jardinero en
el desierto del Gobi (la escena se repitio mas tarde al salir del hotel y en el
entrenamiento).
El autobus del equipo quedaba a 50 metros y a Ronaldo se le hacia una eternidad
la distancia porque no avanzaba. Se vio obligado a agachar la cabeza y cargar
con los hombros (como un bufalo) para abrirse hueco entre el gentio. La turba
incontrolada le siguio hasta la escalerilla del bus, mientras que sus companeros
bromeaban desde las ventanillas asumiendo que Ronie estuvo a punto de ser 'devorado'
por sus fieles. Ni Beckham, por muy rubito que sea, tuvo ese apasionado
recibimiento en Barajas hace dos semanas. Siempre ha habido clases...
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