El Real Madrid rompe fronteras y records ya en Japón
04/08/2003 El Real Madrid
rompe fronteras y records ya en Japón
El Tokyo Dome es un estadio cubierto de béisbol,
donde juegan habitualmente los Giants y los Fighters, dos clubes de la ciudad,
que cedieron su espacio al fútbol, durante algo más de hora y media.
El Real Madrid aterrizó en Japón con 1.000 hinchas
en el aeropuerto de Narita. El club sigue su exhibición. Dio un salto de Pekín a
Tokio y pasó casi todo el día de viaje. A las tres horas de vuelo, se sumó las
distancias entre ciudad y aeropuertos, con lo que al final el Real Madrid pasó
una jornada de transición, sin descanso, a la espera del partido del próximo
martes.
La capacidad del Tokyo Dome es de 50.000
espectadores. Es un recinto funcional y cómodo. Los baños son de mármol, existe
una exquisita limpieza y en las tripas del estadio existen todas las franquicias
del mundo para el disfrute del aficionado.
El Real Madrid comenzó a facturar otra vez. A
vender más imagen. Los espectadores se sentaron con respeto a ver a Raúl, a Figo,
a Beckham, a Zidane, a Ronaldo y a Roberto Carlos. Y lo hicieron desde el
respeto y el silencio, ovacionando cada jugada exquisita que veían en el césped
artificial. Aquí se acabó el griterío y locura del público chino.
En la grada, la gente iba ataviada con sus
correspondientes camisetas oficiales del Real Madrid. Unas camisetas de verdad,
de pago, que cuestan en las tiendas japonesas unos 100 euros, cifra superior al
precio que valen en España. La situación contrasta con el pirateo que existe en
China, donde funciona el mercado negro de estas prendas deportivas, que se
pueden encontrar por cuatro euros en los mercadillos.
La fiebre de Beckham tuvo un nuevo episodio en
Tokio. El entrenamiento fue televisado en directo por una televisión en abierto
y se transmitía al mismo tiempo en circuito cerrado a través de las grandes
pantallas que se encuentran en la grada y por las innumerables televisiones que
hay en los vomitorios de acceso a la grada. El locutor que transmitía el ensayo
se exhibió sin rubor con una camiseta de Beckham, que fue aplaudido cada vez que
tocaba el balón.
Carlos Queiroz, tras una agitada jornada, decidió
dar descanso a sus jugadores, que tuvieron libre para salir a cenar por la noche