Becks es el prohombre de esta sociedad ultramoderna, que enlaza Occidente y su vieja máquina con este rubio de sonrisa incansable. Resulta que hoy, entre el caos y la humedad asfixiante, el niño mimado de Oriente juega un partido de fútbol aquí. En el Estadio Nacional de Tokio (a las siete de la tarde hora local, 12:00 en España) 55.000 personas contemplarán al icono vestido de futbolista con la camiseta del Madrid. La asociación ha sido rápida. Tanto que se pagará más dinero (la entradas van de 50 a 100 euros) por ver al Madrid que a los Gigantes, el equipo de béisbol de la ciudad; el deporte rey en Japón. Y todo se anuncia con cornetín y bandera, a la espera de lo que pueda hacer Becks y el Madrid en este segundo estreno mundial.

Queiroz llegará con problemas. Por primera vez comprobaremos la frescura de su pizarra. Con Zidane y Guti lesionados, el portugués deberá reinventar su teoría sobre el rombo. Enfrente estará el Tokio FC. Un buen equipo, según Queiroz, que ante el Madrid parecerá una vasija a punto de romperse. Dicen que segundas partes nunca fueron buenas. Becks vive en una valla, seguro que no falla.

Entradas a 1.000 e en la reventa

Las cifras que se mueven alrededor de la gira asiática del Real Madrid siguen produciendo vértigo. Con todas las localidades vendidas para el partido de hoy en 15 minutos (eso es lo que duraron en las taquillas las entradas para el FC Tokio-Real Madrid) y a buen precio (entre 60 y 100 e por localidad), la reventa ha comenzado a funcionar a buen ritmo. La reventa... electrónica, porque aquí eso del “¿Queréis entradas pal fútbol” ni se lleva ni se llevará. En Japón, el salario medio de los trabajadores es superior al de China y eso se nota también en los precios que se manejan en la reventa. En Internet, se ofrecía ayer dos entradas para el encuentro por el módico precio de 2.000 euros. Una ganga, vaya.