El Madrid llegó al Velodrome marsellés en un segundo plano. Imbuído en el eclipse provocado por la llegada de Zidane a la emblemática ciudad francesa. Y fue por eso por lo que apenas se habló del partido. Por eso y porque los de Queiroz ya habían resuelto su pase a octavos de final la pasada jornada en Belgrado. Así, con unos discretos noventa minutos, el Madrid se encontró con una cómoda victoria por 1-2 que, sin embargo, no asegura el primer puesto del grupo.

Pero la visita a Francia no era, ni mucho menos, un viaje de placer. Así lo puso de manifiesto el técnico blanco desde el primer minuto. Ronaldo, Roberto Carlos, Beckham, Figo, Raúl y Zidane volvían a reunirse casi un mes después. Una conexión que es garantía de éxito en la mayoría de las ocasiones. Los 'pavones' habían pasado al olvido tras los palos recibidos por Queiroz después del fiasco de Sevilla y los sufrimientos ante el Albacete.

Así, salió el Madrid convencido de cuál era su misión en Marsella. Seguro de las consignas que tenían que seguir para olvidar viejos quebraderos de cabeza. Era sencillo, sólo había que dejarse llevar. Dejarse llevar por el fútbol que sus estrellas, los llamados 'galácticos', tienden a desplegar casi por inercia. Una inercia que trajo consigo el primer gol madridista por medio del majestuoso Beckham. El 'Wilkinson' del fútbol como han osado llamarle algunos en Inglaterra al todopoderoso Becks. Un sutil lanzamiento con su pierna derecha fue suficiente.

En gol llegó en medio de una exhibición atlética de los jugadores del Olympique que no dejaron de correr sin sentido durante todo el primer tiempo. Un esfuerzo no pasaría inadvertido en la segunda mitad, ya que el bajó físico fue notable. Algo que, paradójicamente, coincidió con los mejores minutos de los locales. El conjunto marsellés se dio cuenta de que con el balón las cosas son mucho más fáciles. Una receta que trajo el tanto del empate recién comenzada la segunda mitad. El egipcio Mido cabeceó un centro desde la banda de Miriem haciendo que el empate subiera al marcador del Velodrome.

Nada encajaba en ese momento para el Madrid y el Olympique se hizo dueño del juego. Sin embargo, al conjunto blanco, que en Marsella vistió de negro, le sobra con muy poco para quitarse de encima a cualquier rival. Bastó con un pase magistral de Raúl al centro del área y un zarpazo de los que suelta habitualmente Ronaldo para situar las cosas en su estado natural. Todo parecía asumido tanto por el público como por los jugadores, hasta tal punto que Queiroz se sumó al juego quitando del campo a Zidane. El 'elegido' se marchó entre aplausos, a pesar de haber sufrido la ira del público durante todo el partido.

Así acabó el paseo del Madrid por la Costa Azul. Por la patria de Zidane. Con una victoria que, sin embargo, no asegura el primer puesto al Real Madrid por el triunfo del Oporto ante el Partizán. No lo asegura, pero casi. Sólo una milagrosa goleada del Oporto en el Bernabéu rompería el guión. El primer puesto ya es una realidad.

ELMUNDODEPORTE.-