Sé equilibrado, me dicen, como si
fuera este un partido equilibrado, como si fuera posible ser equilibrado, no ya
ante un partido, sino ante un ratón, ya no hablo de un problema importante, o de
un dilema irresoluble, o peor aún, ante una mujer, o dos. Sé equilibrado, me
advierten, como si cabalgar junto al Madrid me convirtiera en caballo o en
guerrero y yo les digo que a mí no se me abrazan, ni ellos ni nadie, que yo ligo
menos que el Fary en Melrose Place.
Así es Madrid un día de derby. Cada
vez que te tropiezas con alguien debes aligerar el paso, porque corres el riesgo
de salir del encuentro con un recado y con lotería con donativo: “Toca seguro. Y
os la vamos a meter”. Vivimos fechas entrañables.
La piscina. Es difícil ser
equilibrado. Lo sabe Pino Zamorano, tantas veces buceador en la piscina paterna,
en cuyo fondo reposa un escudo del Atlético, tantas brazadas junto al madroño.
Pero es sólo una anécdota: nadie se ha hecho socio de la marca de su piscina y
bien es sabido que la tradición familiar acaba provocando el rechazo de los
jóvenes rebeldes, que acaban haciéndose hippies o incluso, en casos más
desgarradores, árbitros.
Para el Atlético el partido tiene
mucho de Revolución Francesa, porque cada derby en el Bernabéu es para ellos
como una toma de La Bastilla. Y eso mejora al equipo, lo agiganta. Por ahí sí se
equilibra el partido, porque el Madrid no distingue a sus rivales, aunque
disimule. La galaxia piensa más en Barcelona, en sus córners, en la conquista
pendiente.
El Atlético volverá a fiar su
suerte en el Niño Torres (el Frodo rojiblanco), que ayer compareció en
conferencia de prensa con una amenazante camiseta en la que se podía leer:
Sperman (El Hombre Esperma). Es fácil imaginar la inquietud de Pavón en estos
instantes.
Entre el armamento pesado que
desplegará el Atlético estará también Simeone, ideólogo de la guerra de
guerrillas y corruptor de Beckham en el Mundial 98, cuando provocó su expulsión
con un tirón del pelo. Esta noche el argentino jugará de central y se enfrentará
a la división acorazada Ronaldo, sin pelo.
En el Madrid, Queiroz ya ha
anunciado que jugará con el inglés y con Helguera en el doble pivote. Estarán
todos los galácticos, el equipo L’Oreal, porque yo lo valgo. Frente a tanto
glamour, el Atlético propone el alma y el escudo, la herencia revolucionaria. Y
también enseña al Mono Burgos, otro Fary en Melrose Place.
Difícil ser equilibrado. Siempre
hay algo que lo impide cuando se cruzan los colores de padres y padrinos,
imposible no pararse, aceptar los consejos y seguir comprando lotería, por si
toca.