Me apellido Guasch y Guasch, y
puedo hacerlo: en nombre del fútbol catalán, perdonen ustedes por este derby de
la vergüenza. Es que nosotros tuvimos a Zamora, Samitier, Arcas, Segarra,
Solsona, Tejada, Ramallets y un montón más de la tierra, y cuando nos pusimos a
fi char trajimos a Kubala, Maradona, Cruyff, Ronaldo o Schuster, y también a
Caszely, Lauridsen, N’Kono o Re. Incluso tuvimos el buen gusto de que Alfredo di
Stéfano dijera adiós en el selecto barrio de Sarrià.
Todo se ha perdido, sobre todo el
buen juego. Y por cómo pinta, va a ser difícil recuperarlo. El partido de ayer
en Montjuïc confi rmó que el fútbol catalán atraviesa por el peor momento de su
existencia. Y el arbitraje español, también. Unos no son dignos de vestir la
camiseta de Espanyol y Barça; los otros, los Pino y compañía, no pueden tener
cabida en el fútbol profesional. Claro: es que dependen de la Federación. ¿Es
posible que algo funcione correctamente Villar, Padrón y Arminio mediante? El
tal Pino, el de la piscina con el escudo del Atlético, batió el récord de
expulsados de la Liga y se equivocó en casi todo. Y no es la primera vez. Si de
verdad quiere al fútbol, debería dejarlo. A mí me encanta el tango, pero no soy
capaz de salir a bailarlo. Y menos en Buenos Aires, la Primera División de la
cosa, o sea. Déjelo, Pino.
El peor. Entre unas cosas y
otras, fue el peor derby que uno recuerda. El Espanyol fue el desastre conocido.
Luis no acertó de salida: Tayfun y Wome no son laterales de Primera División.
Jugar con cinco atrás a un Barça con medio delantero es ruina. Y eso que empezó
ganando. Era la quinta vez en lo que va de Liga. Y fue a través de un testarazo
de Jordi Cruyff tras centro de De la Peña. El cachondeo fue brutal. Pero la
defensa del Espanyol es el cachondeo químicamente puro. El gol del empate lo
cedió un minuto después, tras tocar el Barça en su área como seis veces. Marcó
Ronaldinho, pero el gol fue del formidable Kluivert mientras hubo partido; ya
les contaré. Uno a uno en menos de 15’. Y paso a Toni y a Pino. Toni y
Soldevilla se comieron el 1-2. Y Toni solo, el 1-3. Kluivert se aprovechó para
metor dos goles y quedarse ya como cuarto goleador de la historia azulgrana. ¡Y
dicen que es malo, y lo quieren vender!
Con Montjuïc casi entregado,
Márquez cometió penalti. Mexicano bueno para el fútbol de elite hubo uno, Hugo,
y no más. Total que Márquez le dio con un brazo al balón (y a Lopo un tortazo
con el otro) y Pino, en la higuera. De la Peña se encendió y le atizó a Van
Broncketcétera. Pino, que había vuelto de la higuera, lo vio como roja. La grada
entendió que le volvían a tomar el pelo, y hasta hubo conato de invasión de
campo. Pero el Espanyol apenas tiró a puerta, ni contra once ni contra ocho.
Rüstü jugó por Valdés. Como si ná.
Y Ronaldinho, griposo, andando. El Espanyol sigue siendo Tamudo y diez más. Uno
de ellos Wome, el mejor del Barça ayer. El Barça colaboró con el recital Pino.
En vez de nadar y guardar el 1-3, hizo el bobo. Da la impresión de que la
mayoría no sabe contra quien juega y quién les arbitra. La guinda la puso Luis
Enrique, que tiró fuera a puerta vacía. El partido se había acabado hacía rato.
Cuando lo convirtieron entre todos en un partido de Fútbol-7. Perdonen ustedes,
ya digo.