A Ronaldo se le van a quedar cortos
los 100, porque va a marcar muchos más. En Barcelona nunca fue feliz. Ni
siquiera la mitad de lo que es ahora en el Madrid. En la entidad blanca ha
encontrado a su amante, su amiga y su esposa a la vez. Lo refleja la televisión.
Su semblante es el mismo que el de una persona que se siente complacida. Ronaldo
es de esos pájaros que no pueden ser enjaulados. Si lo hacen, dejará de marcar,
y esa libertad es su mejor valor en el Real. Oiganme: ¡Que se vaya al Carnaval
si quiere!
Florentino lo ha entendido y se ha
convertido en el padre de la estrella. Su mejor psicoanalista. Por eso, el
semblante del Ronaldo de 2004 refleja más seguridad que nunca. Es de esos tipos
que no toca la pelota, pero cuando lo hace es para definir. Y de qué manera.
Últimamente lo está haciendo a la altura de Pelé (véase Valencia y Villarreal).
A sus 27 años todavía es un niño.
Aquellos que amamos el fútbol le
podríamos recomendar que se cuidase porque él es un antideportista. Pero el don
que le dio Dios nos tapa la boca a todos. Un técnico que no lo conociera
tardaría sólo dos días en echarlo a la calle. Pero todos conocemos a Ronie. No
practica y está gordo. Da igual. Por favor... ¡No me lo enjaulen!
AS