El Real Madrid consiguió, por fin, no salir derrotado del Olímpico de Múnich. No ganó, pero al menos rescató un empate postrero, que deberá agradecer al meta Kahn. El kaiser alemán se comió un disparo de Roberto Carlos, que equilibraba el gol de Makaay. Mientras, en Balaídos la lógica apabulló a un luchador Celta, que se vio superado por el Arsenal de Henry (2-3). En el otro partido de la jornada hubo un reparto sin goles entre Sparta de Praga y Milán.

El Real Madrid consiguió, por fin, no salir derrotado del Olímpico de Múnich. No ganó, pero al menos rescató un empate postrero, que deberá agradecer al meta Kahn. el kaiser alemán se comió un disparo de Roberto Carlos, que equilibraba el gol de Makaay. Mientras, en Balaidos la lógica apabulló a un luchador Celta, que se vio superado por el Arsenal de Henrry (2-3). En el otro partido de la jornada hubo un reparto sin goles entre Sparta de Praga y Milán.

El Real Madrid podrá sentenciar su pase a cuarto de final de la Champions delante de su afición. Y lo hará si vence al Bayern o empata a menos de un gol, lo que le deja la puerta abierta a obligar a los alemanes a tener que ganar en el Bernabéu. Todo ello gracias a Kahn. Sí, el portero alemán erró en un lanzamiento lejano, después de que Makaay hubiera hecho bueno el dominio alemán con un gol de los suyos. Estaba tocado el Real Madrid y Roberto Carlos, con la inestimable ayuda de Kahn, le levantó.

Peor suerte corrió el Celta de Radomir Antic. El peso de la lógica se impuso en Vigo, con el Arsenal pasando por encima de un equipo que mostró más orgullo que calidad. Acusaron las bajas los gallegos, que ahora buscarán la hombrada en Highbury para poder hacer historia, aunque parece más que complicado.

En los otros dos partidos de la jornada de ida de octavos de final, destacó el triunfo del Lokomotiv de Moscú (2-1) ante el Mónaco, al que un gol postrero de Morientes rescató del frío moscovita. Mientras en Chequia, el Milán hizo bueno su mejor defensa para salir sin recibir goles de Praga y poder sentenciar en San Siro. A pesar de ello, los milanistas tuvieron a Blazek a su peor enemigo, ya que el portero checo detuvo hasta tres claras ocasiones en la segunda parte que pudieron cambiar el signo del encuentro.

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