Era
en Saint-Denis, París, en pleno 2004, pero cualquier aficionado despistado o
simplemente nostálgico habría jurado que lo que allí se jugaba era un partido de
football a la antigua usanza. Francia y Brasil desempolvaron las equipaciones de
hace un siglo; también el árbitro, Mejuto González, y jugaron un partido en el
que sólo ganó el fair-play. Hubo madridistas como Zidane o Ronaldo (que
estrenaba unas botas doradas) y barcelonistas como Ronaldinho. Cracks de hoy día
que alimentan esa bendita locura llamada fútbol que la FIFA rige desde hace 100
años. |