El duelo Ronaldo-Samuel acaparó la atención
del partido, y ambos quedaron en tablas porque Ronie marcó, provocó tres
penaltis y materializó los tres. Samuel, imperial, no tuvo culpa en
ninguno de los tantos. El choque de manos entre ambos al inicio del
partido fue frío, como si no quisieran mirarse demasiado por lo que
pudiera pasar luego. El argentino quiso dejarle las cosas claras al
brasileño desde el primer minuto, ya que el primer balón que tocó
Ronaldo se lo arrebató con jerarquía. Samuel fue lo mejor de Argentina a
pesar de la derrota. Cortó balones, ordenó la defensa, llegó siempre
bien al corte y tuvo tanta presencia que después de lo de ayer nadie
duda de que el Madrid ha contratado a uno de los mejores centrales del
mundo. A Ronaldo se le vio activo, participativo y rápido, muy rápido
(el plan físico de Parreira funcionó a la perfección). En el minuto 11
Samuel le dejó un recadito en su pierna derecha. Fue una falta en el
centro del campo, innecesaria, de esas que hacen los centrales para
avisar al delantero el tipo de medicina que le esperaba a lo largo del
choque. Ronaldo le miró de reojo como recordándole que en tan sólo un
mes compartirán concentraciones. Dijeron de Mohamed Alí que volaba como
una mariposa y picaba como una abeja y, el miércoles, Ronaldo fue algo
parecido. La primera picadura la realizó en el minuto 16: era la primera
vez que Samuel no estaba emparejado con Ronaldo y el brasileño cogió la
moto y desbordó. Penalti y doble lanzamiento del nueve blanco. Primer
gol. Camacho tendrá que tomar nota de la medicina de Parreira. Ronaldo
parecía un rayo. Sus arrancadas se cobraron dos penaltis más, ejecutados
por él mismo con maestría. Hat-trick de Ronie. Fue el héroe.
Cinco kilos menos en las arrancadas
Ronaldo fue el mejor de la noche. Un búfalo imparable cada vez que
arrancaba con el balón controlado. Además, bajó al centro del campo para
intervenir cuando Brasil no acertaba a circular con fluidez. Una
actuación de auténtico crack. |