Lo cierto es que nadie recordaba un Ronaldo igual. Su concentración y motivación ante Argentina devolvieron a Brasil a aquel jugador con cara de niño y pies de galgo que fichó el PSV en 1994: “Ronaldo rondó su estado puro, aunque hizo todo eso cuando Samuel no estaba cerca”, reflexionaba Jorge Valdano, que se unía así a la corriente argentina que vio en Ronie el auténtico matador de la selección que prepara Bielsa: “Ronaldo, gordo de elogios”, titulaba ayer el periódico Clarín, jugando con el debate que presidió la semana previa al encuentro y que el propio Ronaldo se decidió a dinamitar con su actuación ante Argentina.

“Sus arrancadas volvieron a ser espectaculares”, continuaba Parreira. Fue el día de Ronie en la semana previa a lo que será la apoteosis: Ronaldo llevará la antorcha olímpica a su paso por Brasil. Nada mejor para un atleta acostumbrado a correr.

A 22 goles de cazar a Pelé