El Real Madrid partió de Barajas a las 11.30 horas, una hora después aterrizaba en el aeropuerto de Jerez donde le esperaba un autobús para desplazar a la expedición a Montecastillo, lugar en el que trabajará durante nueve días en el inicio de la pretemporada.

Con escasa presencia policial para frenar el nerviosismo de 250 personas que recibían a sus ídolos y varios miembros de seguridad privada, el cerco que marcaba el camino para que los futbolistas recorrieran los escasos 50 metros hasta el autobús, se vino abajo en cuanto el argentino Santiago Solari asomó por la puerta principal.

Vallas metálicas en el suelo, gritos de pasión, llanto de las más jóvenes y los aficionados asaltaron uno a uno a cada jugador madridista en busca del ansiado autógrafo y una instantánea histórica.

Tras Solari, César Sánchez y Alvaro Mejía el recibimiento empezó a violentarse. El argentino Walter Samuel mostraba los primeros síntomas de desesperación, que llegaron a su máxima expresión con la salida de David Beckham.

Un ańo después el inglés sigue levantando la misma expectación que en su llegada. Hasta seis aficionados zarandearon a Beckham que tuvo que defenderse como pudo antes de recibir la ayuda de dos guardias que a empujones le llevaron hasta el autobús.

Más paciencia mostró Roberto Carlos con numerosas manos tocando su cabeza y accediendo agachado a un autobús donde perplejos el resto de jugadores observaban el panorama.

La entrada del también agasajado Ronaldo Nazario cerró las puertas del autobús y el primer capítulo de una pretemporada que promete ser tranquila aislados en Montecastillo.

16.07.2004 19:09 +0400
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