Nadie de la plantilla del Madrid se atreve a hablar
de sargento cuando se le nombra a Camacho y su método. La mayoría responde igual
alejándose de cualquier militarismo y deslizando la palabra exigencia para
explicar el nuevo libreto instalado por el técnico murciano. Lo cierto es que
Camacho exige, y mucho. El entrenamiento de ayer fue una nueva prueba de que las
cosas han cambiado en el Madrid. Fue en medio de un partido de fútbol-tenis
cuando Camacho comenzó a notar cierta relajación entre sus jugadores. Voz en
grito, el técnico se apresuró a marcar rápido el territorio y a ponerlos a todos
firmes. Dirigiéndose a Roberto Carlos, pero extendiendo su discurso a todos los
que allí estaban presentes, Camacho alzó la voz. ¡Vamos a ver si nos dejamos de
cachondeos! ¡Si entrenamos, entrenamos! ¡A mí me gusta la seriedad. Ahora, a
entrenar!.
Nadie dijo nada. La pelota comenzó a pasar de un lado a otro de la red como si
nada hubiera pasado. Un toque, otro, otro más. Luego sí que continuaron las
risas propias del juego, pero de la relajación, ni rastro. De un día para otro,
en el Madrid se ha pasado del fútbol espectáculo tan recurrente para Queiroz a
algo muy parecido a la disciplina escolapia; sonrían, pero estudien. Ese podría
ser el lema.
Lo cierto es que Camacho no está dispuesto a levantar el pie mientras siga
entrenando. Ayer entre divertidos juegos de golf-fútbol y fútbol-tenis, el
preparador físico del Madrid, Fernando Gaspar, sacó de la mochila los
pulsómetros y empezó con la tortura. Los recién llegados realizaron tres series
de 1.000 metros para completar una distancia de tres kilómetros. El resto, los
que comenzaron en Madrid la pretemporada, se conformaron con algo menos de
distancia: cuatro tandas de 400 metros cada una. A alguno se le sigue
desencajando la cara. Con tanto esfuerzo, el trabajo de los fisioterapeutas del
Madrid está siendo extenuante, ya que las piernas de los futbolistas terminan
muy cargadas.
Lo de ayer fue realmente extraño. El Madrid había programado una cena fuera del
hotel de Montecastillo para que los jugadores cambiaran de aires. La Policía
aguardaba para escoltar a la plantilla a un restaurante de Sanlúcar, y llegó a
parar en momentos la circulación para que el autobús transitara con tranquilidad.
El autocar realizó un viaje que terminaría en el mismo sitio. Tras más de 40
kilómetros de recorrido, la plantilla del Madrid tuvo que regresar a su hotel,
debido a los problemas de seguridad que hubiera podido originar la cantidad de
gente que había (1000 personas), enterada de la llegada del Madrid, esperaba a
sus ídolos. A las 22:30 de la noche y tras más de una hora de viaje, la
expedición regresaba a su hotel de Montecastillo.
hoy, medio día de descanso
Hoy se interrumpirán los entrenamientos por la mañana, como es regla después de
cinco días de trabajo en sesión doble. Se intenta de esta manera no cargar en
exceso a los jugadores. |