Vuelven Beckham y Samuel, lo que, así
expuesto, debería ser una gran noticia para el Real Madrid, qué alegría,
el bello y la bestia, el grafiti y el muro. Sin embargo, en su ausencia,
el equipo no ha perdido y ha consolidado, si no el juego, al menos el
rumbo, lo que no es poco. Es decir, que aunque hace cierta ilusión que
vuelvan (uno fija y el otro da esplendor), nadie les ha echado en falta.
Es más, parte del equilibrio (inestable) del que goza el Madrid se logró
gracias a la baja de Becks, pues se pudo apostar por la bendita locura
de los Balones de Oro o por la sobriedad (a veces exasperante) de
Celades, dos fórmulas ganadoras.
Entre todo el ruido se cuela el Albacete, siempre pasa igual, siempre
hay algo que distrae al Madrid del rival, un regreso o la sequía de
Ronie, en este caso también, o sobre todo, la cercanía del Camp Nou. Y
en la tentación de no ver otra cosa también cae el jugador, tenemos que
sentenciar antes del descanso para concentrarnos en el Barcelona, dijo
Roberto Carlos, provocando el enfado del entrenador del Albacete, de
nombre Jose, sin acento, nunca estaría mejor dicho que es un técnico que
se está haciendo un nombre.
Quizá preparando la respuesta sobre el césped, Jose, el entrenador más
joven de Primera (38 años), ha mentalizado a sus futbolistas de la
importancia de jugar con picardía, de no pedir la camiseta del rival
antes de que acabe el partido; todos juegan bien en el Bernabéu, pero
pierden. Eso hace intuir más un choque que un encuentro y lo refrenda la
ausencia de los interesantísimos Momo y Rubén, canarios cedidos por el
Depor.
Es como si el Albacete no quisiera más focos que los que se encenderán
hoy, como si le interesara ocultar que también disfruta de una buena
racha (una derrota de siete), que tampoco ha recibido goles en las tres
últimas jornadas, que tiene otros buenos futbolistas, escondidos en ese
Caballo de Troya que es la confianza ajena. Y por si fuera poca la
distracción del Madrid, está previsto que Florentino entregue al
Albacete antes del partido el premio que concede la Fundación blanca a
la mejor afición rival. Eso en el mundo de los gafes es un desafío
público.
En lo deportivo, Figo se cuidará mucho de no ver una amarilla que le
impediría jugar contra el Barcelona. A Samuel le convendría tener la
misma precaución si no quiere que haya que encuadernar su expediente de
sanciones en la Liga. Y no será fácil que se contengan porque el
Albacete saldrá sin miedo. |