Misión cumplida, acción solidaria,
testimonio contra la pobreza y contra el miedo y dos vencedores: el
fútbol y el público, más de 65.203 espectadores en las gradas del
Bernabéu. Dicho esto, que es lo importante, varios apuntes.
El primero: quienes peor lo pasan en un partido así son los porteros,
con gran diferencia. Si se emplean a fondo son unos aguafiestas y si no
se emplean en absoluto, que es la opción elegida, son unas madres (incluso
superioras). Le ocurrió a Casillas, al que se vio sufrir, aunque sonrió
por exigencias del guión.
Segunda consideración: este tipo de encuentros, ejemplares y cívicos,
insisto, mantienen durante poco tiempo el interés, por lo que habría que
idear algún aderezo, recogepelotas de Boss o algo así. Gusta más ver
cómo se desenvuelven los no futbolistas, que los profesionales, que
terminan por ser víctimas del cargante efecto globetrotter, que es
pasarse de gracioso y pachanguero. Entre los neófitos el mejor fue Rafa
Nadal, que demostró buenos fundamentos y manejo de las dos piernas (fue
futbolista hasta los doce años y hace poco de eso, seis primaveras,
concretamente). El tenista prodigio fue el único de los no profesionales
que no parecía el del butano disfrazado de futbolista. Y esto le ocurrió
incluso al gran Schumacher, al que se le intuía algún leve michelín (en
su caso Bridgstone). Lo mismo para Carlos Sainz, que marcó un gol de
penalti, tras fallar el primer intento.
También hubo algunas situaciones morbosas que trascendieron el inocente
espectáculo. Así, el Niño Torres saltó al campo vestido de blanco
inmaculado. Y le sentaba bien. Una insignificante parte del público le
silbó al tocar al balón, lo que indica que dar la nota no es problema de
racismo sino de memez. Tan blanco como Torres jugó Mascherano, también
apuesto de esa guisa. Nada se supo, en cambio, de Totti y Adriano, no
presentados, quizá temían sus respectivos clubes que fueran encerrados
en el vestuario del Madrid.
Lo mejor de la primera mitad fue una bicicleta de Ronaldo que hizo girar
a Salgado como la niña del exorcista (sobreactuó un poco, eso sí).
También hay que destacar un gol de Raúl y unas sonrisas de Tristán.
En la segunda mitad el momento más emotivo fue la salida al campo del
canoso Suker y del carnoso Mijatovic, ay, los años. Butragueño parece su
sobrino. Igualmente causó escalofrío la sustitución de Schumacher por
Pachón. El asunto no se zanjó hasta que se logró el empate, que era la
forma de ser felices y comer perdices. Enhorabuena por estar allí. Y
esto es en serio.
Schumi, en los dos equipos
El piloto de Fórmula 1 Michael Schumacher fue quien más minutos disputó
de todos los participantes, un total de 65. El alemán jugó la primera
parte en el equipo de Ronaldo y la segunda en el de Zidane. No marcó
ningún gol y los centros al área no son su fuerte, pero estuvo muy
activo. |