Héctor Cúper, cuyo apellido imagino que es
una traslación castellana del original Cooper, quizá motivada por la
prisa del funcionario de inmigración encargado de anotar, es un señor
que no tiene cosquillas. Podría ser ese el motivo de su enfrentamiento
con Ronaldo. Incompatibilidad de caracteres. O quizá sea un rasgo
heredado de sus supuestos ancestros británicos. A Gary Cooper, el actor,
tampoco se le recuerdan sonrisas, tal vez porque siempre estaba
esperando un tren en el que viajaba un tipo que lo quería liquidar.
Aunque se trata de un buen entrenador, es probable que esa trascendencia
un poco trágica que da Cúper a todo su trabajo le impida alcanzar el
éxito total. En su primera época con el Mallorca alcanzó una final de la
Copa del Rey y otra de la Recopa y perdió ambas. Con el Valencia fue
derrotado dos veces en la final de la Champions. Y con el Inter no ganó
nada pese a tenerlo todo. Un palmarés repleto de éxitos fracasados.
En su nueva etapa en el Mallorca, en sustitución de Floro (otro hombre
sin sonrisa), Cúper acumula dos victorias, tres empates y cinco derrotas,
un balance preocupante que mantiene al equipo en el penúltimo lugar de
la clasificación, empatado con el colista, el Numancia.
Da la impresión, por tanto, de que en el tren con destino a Chamartín no
viaja el asesino, sino la víctima, el equipo más goleado del campeonato,
el tercero menos goleador, sin rastro de Etoo.
Pero las cosas en Galactic City están revueltas después de la
injustificable eliminación en la Copa. A Luxemburgo el cuerpo le pide
jugar con un centro del campo en rombo y entiende que Gravesen se
acoplaría mejor a ese dibujo que Guti porque es más defensivo. Un
esquema interesante que aprovecharía la anarquía de Figo en la
mediapunta y recolocaría a Beckham en la derecha, Zidane en la izquierda
(único punto débil: las bandas). Sin embargo, el entrenador comprende
también que sacrificar a Guti sería injusto (y quizá desestabilizador),
pues su rendimiento en el centro del campo ha sido excelente. Y la
suplencia de Beckham (o Zidane) sería una decisión empresarialmente
cuestionable, ustedes me entienden.
Mientras el entrenador intenta resolver el dilema, los aficionados que
acudieron ayer a la Ciudad Deportiva de Las Rozas dedicaron una gran
ovación a Antonio Mello, el preparador físico del equipo, que en ese
instante, machacaba a los futbolistas. Así es el pueblo soberano y así
se entiende el grato recibimiento a Gravesen y a cualquiera que aparezca
con pico y pala.
El partido contará con curiosas efemérides, algunas truculentas: si el
Madrid pierde sumará su derrota liguera número 100 en el Bernabéu tras
1.144 partidos. Jorge López, fino estilista en crisis de identidad,
jugará su partido 150 en la elite y Luis García disputará su encuentro
número 57 consecutivo en Primera, registro que sólo iguala Reina (Villarreal).
Cúper, el pistolero Ronaldo, un entorno en crisis y algunos tipos duros.
Bien podría ser un western. |