El Madrid superó todas las
adversidades y consiguió ante un hipermotivado Osasuna una victoria
épica, la séptima consecutiva, que permite a los blancos aspirar a todo
en la Liga. Owen y Helguera, en una ejemplar remontada, dieron la vuelta
a un marcador que empezaron cediendo, tras el gol de Webó. Luxemburgo
iguala el récord de Novoa como mejor entrenador debutante, y lleva en
volandas a un equipo que aspira a todo.
El Madrid se encontró de salida con un Osasuna hipermotivado, que en los
15 primeros minutos arrinconó a los blancos en su campo. Morales dio el
primer susto, con un remate de cabeza que terminó en el travesaño. De su
peligro en las acciones por alto ya estaba advertido Luxemburgo, que
situó a Gravesen con el delantero en las acciones de estrategia. El
danés no sólo anuló al uruguayo, sino que fue el motor desde el que su
equipo comenzó a sacudirse la presión de los locales. El Madrid recuperó
el balón y empezó a moverlo de lado a lado, justo lo que hacía más daño.
Guti, Beckham y Zidane ganaban la batalla del medio campo ante un rival
que pagaba las ansias de su arranque. Pero faltaba el último pase:
conectar con Raúl y Ronaldo, que apenas inquietaron a Santol. Las
defensas, en realidad, se estaban imponiendo a las delanteras, porque la
blanca también controló a los atacantes navarros. Hasta el gol, claro.
El gol de Osasuna llegó en el peor momento, justo cuando mejor estaban
jugando los blancos. Fue en una acción aislada de Webó, resuelta con
mucho acierto por el camerunés. Un jarro de agua fría que sumar a la que
ya caía sobre El Sadar, de forma torrencial, y que dejaba el campo muy
blando. Y eso, unido al fuerte viento racheado, era otro enemigo para el
juego. Los de Luxemburgo intentaron la reacción antes del descanso, pero
el camino hacia Santol seguía colapsado, más aún desde que los rojillos
consiguieron su gol, un premio que no querían dejarse arrebatar.
Nuevos bríos
El Madrid mostró otra imagen en la reanudación. Raúl, al minuto, ya
avisó con un disparo cruzado que rozó el palo. Osasuna se defendía con
ardor y salía con peligro a la contra. Casillas salvó una vaselina de
Valdo que ya se cantaba. El partido se prometía bonito si no fuera por
las continuas interrupciones, que enfriaban aún más el ambiente. El
Madrid asumió riesgos, Solari entró por Gravesen y Guti se situó por
delante de la defensa. Ronaldo puso en apuros a Santol con un disparo
lejano, y Valdo respondió a la siguiente con un balón que repelió el
travesaño. El gol rondaba las dos porterías.
Luxemburgo metió más artillería dando entrada a Owen, que rentabilizó
como nadie sus minutos en juego. Fue saltar y marcar, gol que dio alas a
los blancos, porque apenas dos minutos después llegaba el segundo, el
que propiciaba una remontada épica que pone al Madrid a la misma
distancia que al principio, pero tras superar una de las canchas más
complicadas de Primera. |