Minuto cincuenta de partido: Ronaldo coge
el balón en su campo, hace una bicicleta, se lanza en una carrera en
solitario explosiva y al llegar al área un poco escorado remata cruzado.
El balón lo desvía Buffon y pega en la madera.
Sólo después de este obligado inciso comienza el análisis del duelo
entre Ibrahimovic y Ronaldo. Pese a faltar a su cita con el gol en el
partido de ida los dos nueves estaban llamados a marcar las diferencias
y su mera presencia causaba pavor entre las zagas rivales. Como era
previsible, el sueco fue el primero en comparecer. Con su amplio
repertorio de controles, Ibrahimovic creó muchos problemas al Madrid. En
el minuto 4 tuvo su mejor oportunidad, pero no colocó su remate y paró
Casillas. Después estuvo intermitente.
A Ronaldo le costó entrar en juego, aunque sus apariciones fueron
portentosas. Estaba llamado a ser el protagonista y por momentos pareció
imparable. En el 14' remató alto y en el 39' disparó desviado tras una
cabalgada preludio de su balón al palo. Ibrahimovic reaccionó para
rescatar a su equipo. Asumió los galones, lanzó faltas, rozó el gol tras
llevársela de espuela y no paró de bajar balones. En una dejada, una
pelota a la que sólo llega él, creó el gol de Trezeguet. Los dos
tuvieron su cartucho para evitar la prórroga. En esta, el sueco emuló a
Ronaldo con otra gran carrera. El brasileño, desaparecido, vio la roja.
Esta vez la gloria no aguardaba a dos cracks de talla mundial. |