El Villarreal nos descubrirá hoy si el
sueño del Madrid tiene fundamento, así de crudo. De las cuatro victorias
anteriores que encadenaron los madridistas, sólo la que consiguieron
ante el Barça les elevó verdaderamente, pues las logradas frente a
Málaga (1-0), Albacete (1-2) y Levante (0-2) podrían encuadrarse, siendo
generosos, entre lo insípido y lo razonable, nada significativo, escasos
milagros para iniciar la canonización. Esta noche, en cambio, no bastará
con el ritmo anodino que derriba a los adversarios menores (con perdón),
ni tampoco se podrá recurrir al éxtasis que provoca la presencia del
eterno enemigo. Hoy llega el Villarreal y para ganar hay que jugar muy
bien al fútbol, porque ellos lo hacen.
Así se presenta el partido, inmenso, con aire de gran velada: el viejo
campeón contra el boxeador joven que viene precedido por el rumor de su
estilo y sus victorias. El Villarreal es el equipo que lleva más tiempo
sin perder en la Liga: desde el 27 de febrero (1-0 en Zaragoza). Tres
victorias y tres empates desde entonces y cuarto puesto en el campeonato,
con un partido menos. Caer en la UEFA fue un accidente. Alcanzar la
Champions sería el mayor logro en la historia de un club que jamás ha
vencido al Madrid (tres empates y ocho derrotas en Liga).
Luxemburgo repetirá la alineación que derrotó al Levante gracias a la
inspiración de Casillas y Ronaldo. Borja, que comentó esta semana que a
la plantilla no le gusta que se hable sólo de dos jugadores porque
Ronaldo no marcaría goles si alguien no le diera los pases (no será él,
imagino), volverá a ser titular y Figo continuará haciéndonos el vudú
desde el banquillo. Gravesen prosigue el tratamiento de su esguince con
infusiones de caléndula.
Por cierto, el entrenador sigue inquietándonos: ayer reveló que pretende
que un par de futbolistas jueguen con pinganillos de silicona para así
transmitirles mejor sus instrucciones. El asunto, al igual que colocar
al segundo técnico en el tejado, se hereda del fútbol americano, un
deporte plagado de interrupciones, ideal para comer nachos, y en el que
se podría aprender búlgaro entre jugada y jugada. La idea de querer
introducirse en el tímpano del asalariado es vieja, represiva y, además
de anular la imaginación del protagonista, nos privaría de la bella
estampa del entrenador desgañitándose sin que nadie le haga el más
mínimo caso, gracias a Dios.
En el Villarreal prosperó el recurso presentado por la quinta tarjeta de
Marcos Senna y el brasileño podrá jugar en el Bernabéu. Algunos lo
comparan con Mauro Silva. La pareja que forma con Josico convierte el
centro del campo en la playa de Omaha, día D, hora H. Si alguien
sobrevive le espera Gonzalo, fabuloso central argentino. Y si se cuela
una mosca, la atrapa Reina. Pera nada es equiparable a la trascendencia
que tiene en el Villarreal de La Plata la sociedad que forman Riquelme y
Forlán: 30 goles entre ambos (más que Mallorca, Albacete y Numancia);
cinco del uruguayo a pase del argentino y uno del argentino a pase del
uruguayo. Riquelme, con 12 goles y 13 asistencias, acumula estadísticas
de Magic Johnson.
No está claro si será una final o un final, pero es seguro que al rascar
saldrá oro. Pocas veces se puede decir eso. |