En medio del gran espectáculo de las
estrellas del atletismo, me llegan a Helsinki las hazañas atléticas de
Ronaldo, más modestas, por supuesto, pero no exentas de interés. Ni
mucho menos. Ayer Ronaldo realizó un test de 30 metros en 3.88, con
salida alta, células fotoeléctricas y toma de parciales cada diez metros.
Se trata de un test de aceleración, es decir, la primera parte de una
prueba de velocidad. En 30 metros Ronaldo no puede alcanzar todavía su
velocidad máxima, con lo que podría seguir acelerando si la carrera
hubiera tenido veinte o treinta metros más. Pero en realidad es un test
específico, pues un delantero de las características de Ronaldo no llega
a velocidades máximas en un partido, sino que realiza constantes
aceleraciones, característica estelar del fútbol del brasileño. Para
realizar buenas marcas en un test de aceleración es fundamental poseer
un alto nivel de fuerza elástico-explosiva.
El registro, para un futbolista, es muy
bueno, y más teniendo en cuenta que se realizó en hierba, donde la
reactividad, con respecto a una pista de altetismo es menor y los tiempo
de contacto lógicamente más largos. Aunque habría que ver cómo se
desenvuelve Ronaldo en una prueba de velocidad máxima y la posterior
resistencia a la velocidad, podemos decir que el brasileño tal vez
estaría ahora mismo en condiciones de bajar de los once segundos
manuales en una carrera de cien metros realizada en la pista, lo que muy
pocos futbolistas son capaces de conseguir. Ronaldo ha puesto el
acelerador. En las distancias cortas seguirá sacando uno o dos a todos
los defensores. |