Cuando Luxemburgo negó los extremos, fijó
nuestra atención en ellos. Y cuando explicó en este periódico que su "cuadrado
mágico nace de ángulos mágicos" fijó nuestra atención en él. Luxa, que
visto de cerca domina el arte de la seducción, cometió el insensato
error de descubrir sus flancos (no diré extremos) y por esa imprudencia
se le cuelan ahora las críticas, exactamente entre la oratoria y la
banda.
Dicho esto, no creo que Luxemburgo sea mal entrenador y como le
considero listo y superviviente de éxito, entiendo que la realidad podrá
con el discurso y al final adaptará el juego a los futbolistas que tiene
el Real Madrid, no la selección brasileña. Será, eso sí, y como viene
sucediendo en las últimas temporadas, una adaptación remendona porque
debemos admitir que una plantilla que tiene cinco mediapuntas (Robinho,
Raúl, Baptista, Zidane y hasta Guti) es una plantilla, cuando menos,
ligeramente desequilibrada. Más aún si esa fabulosa concentración de
talento no se registra, ni de lejos, en el centro del campo del equipo.
Pese a todo, considero que el Madrid ganará muchísimos partidos esta
temporada, más por su pegada de piedra que por la coreografía general,
condicionada por las características de un equipo que es, por las
características de la mayoría de su jugadores, lento. Picará como una
avispa, pero dudo que llegue a volar como una mariposa.
El Espanyol pondrá hoy a prueba la capacidad de corrección del Madrid
que, aunque es ajeno a las críticas, aportará una novedad en el centro
del campo: Pablo García por Gravesen. Personalmente, dudo que el jugador
uruguayo, en comparación con el danés, ofrezca algo más que orden y
colocación, pues le falta tanto vuelo como al nórdico.
Vuelve Iván.
El Espanyol es el perfecto ejemplo de nuestra falta de paciencia. El
equipo revelación de la pasada temporada, si ajustamos los parámetros de
puesto final (5º) y plantilla (justa), ha sido duramente criticado por
un mal inicio de campaña que se enderezó en la última jornada y en el
reciente partido de UEFA (1-1, Teplice). Que el artífice del milagro,
Miguel Ángel Lotina, haya sido cuestionado es sencillamente aberrante
porque en pocos equipos se ha notado tanto la mano del entrenador,
positivamente, me refiero. Sin Raúl Tamudo en escena por lesión, apetece
ver el rendimiento de Iván de la Peña, cuya relación con el técnico no
es demasiado buena y cuya exhibición de la pasada temporada en el
Bernabéu aún se recuerda.
No ocurrirá, pero me pregunto qué haría Luxemburgo si Lotina jugara hoy
con dos extremos que fijaran a los laterales del Madrid. ¿Subirían pese
a todo? ¿Cambiaría el esquema sobre la marcha o renunciaría a las bandas?
Por cierto, no lo he comentado y vuelve Ronaldo. Y juega Robinho. Con
ellos no hay ajedrez, sino fútbol, ese fantástico deporte en el que los
buenos, si los dejas, se colocan solos. |