Me da la impresión de que muchos
aficionados blancos no se sienten representados por este Madrid llorón,
ni apoyan la impugnación del partido contra el Espanyol ni entienden que
las penas del club, ni las presentes ni las pasadas, se justifiquen con
los errores de los árbitros, el argumento que históricamente alimentó el
victimismo de aquellos equipos que no fueron capaces de vencer al Madrid
sobre el terreno de juego. Creo que hay una parte del madridismo que
asume con actitud estoica los fallos arbitrales, porque tiene memoria y
por no incurrir en la histeria de los enemigos conocidos.
Comparto esas opiniones. Creo que un club señor debe solucionar sus
problemas deportivos en el campo y los que trascienden el deporte, en la
esfera de la alta diplomacia institucional o federativa, pero sin
aspavientos ni lamentos públicos, sin arengas populistas desde la web o
la televisión del club. Nunca había visto al Madrid lamerse tanto las
heridas. El árbitro es un elemento más del juego y forma parte de él con
la misma ecuanimidad que los postes y a veces con la misma inteligencia.
Pero palos y árbitros son anécdotas ante el buen fútbol, eso que no se
ve. |