0-3 y gracias. A las 11 de la mañana,
me encontré paseando por mi barrio (calle Torrelaguna) a un venerable
anciano con cara de saberlo todo de la vida. Charlamos, vi que era un
apasionado de la causa blanca y casi me arrodillo ante su confesión: "Me
llamo Pepe Lajara, soy socio del Real Madrid desde 1932 y pronto me
darán la insignia de platino de los 75 años. Amo a este club y creo que
nos falta algo. Esta noche sufriremos, chaval...". Un libro abierto. Y
yo, un ignorante. Iluso. Profeta menor...
Manifiesta inferioridad. Si fuese un juicio sumarísimo, eso es lo
que el Madrid de Luxa hubiera alegado ante el juez antes de pedir
clemencia para evitar la guillotina con el pueblo escupiendo su ira
después de semejante Waterloo.
Yo confieso. Ese pueblo tiene voz y voto. Y estas son sus
conclusiones, por mucho que me duela airearlas: 1) El Barça juega al
fútbol muy bien; el Madrid no juega. 2) Zidane es como Tutankamón, un
faraón imperial, pero hoy día está para pedir la jubilación anticipada y
organizar un homenaje que esté a la altura de su grandeza. 3) Ronaldinho,
y aquí entono el mea culpa, demostró en el santuario ser un dignísimo
Balón de Oro. Jugón. 4) El Bernabéu tiene una afición ejemplar. Ni
cabezas de cochinillo ni botellas de JB. Aquí se tiran aplausos
resignados ante talentazos mundiales como Maradona y Ronaldinho. En el
Bronx Nou sería utópico. Por eso el Madrid seguirá siendo el mejor club
del mundo. Y 5) Etoo, y lo repito por enésima vez, jamás debió ser
vendido al Barça. Ni por 100 millones de euros. El presidente debió
escuchar las voces humildes que sólo pretendían evitar la evidencia.
Figo tuvo al Barça cinco años en blanco. Rezo para que esta imponente
pantera de ébano no logre reeditar la historia al otro lado del puente
aéreo...
Espontáneos. Hubo malos presagios que hacían predecible la
debacle de este terrible 19-N. En la víspera del clásico supe que un
hijo de Amancio (Marcos, 27 años) había pasado por un momento de salud
crítico que afortunadamente se superó gracias a su juventud y a sus
genes. ¡Ánimo, campeón! Y un minuto antes del pitido inicial, un tonto
inútil (hay tontos útiles, no se crean) decidió colarse en la fiesta
desviando la atención de lo realmente importante: el fútbol. Luego le
tomó el relevo el fondón y seboso Mark Roberts, al que imagino
duchándose vestido aunque sólo se para variar. Patéticos ambos.
Iturralde. Para que nadie me acuse de llorón ni de ventajista,
aquí les digo que Iturralde pasará a la historia por ser el único
árbitro con el que el Madrid ha perdido seis partidos en el Bernabéu,
pero anoche echó una manita. Roberto Carlos debió ser expulsado y ese
penalti debió ser sancionado. Sí.
Cachete. El Barça saca ahora pecho, pero haría mal en recrecerse
porque la vida es como una noria, da muchas vueltas (cuatro puntos no es
nada). Y un reproche que me trasladaron mis amigos de la Peña Don
Santiago de Albacete: "Tomás, no hay derecho a que en el avión que trajo
al Barça a Madrid el viernes cantasen lo de 'Madrid, c..., saluda al
campeón' o lo de 'Madrid se quema, se quema Madrid...". Intolerable.
Futuro. Antes de deprimirme, rememoro el momentazo de ese
Bernabéu aplaudiendo el segundo gol de Ronaldinho. Ese debe ser el punto
de partida para un Madrid que debe regenerarse, rejuvenecer el parque
móvil de los galácticos y cambiar ciertas costumbres. Creo que hasta que
no se ganen títulos no deberían volver a hacer giras asiáticas. Si
quieren vernos en China o en Japón, que se pongan delante de la tele
como hacen en mi pueblo... |