Es el Madrid de hoy lo más parecido a un cubo de
Rubik en manos de Florentino. Ya saben: el cubito de mil caras que hay que saber
encajar. En una de ellas quiere poner a Fernando Hierro; en la cara que con
mucha ídem ocupó hasta ahora Arrigo Sacchi. Un consejero deportivo que, además,
una al vestuario con el club, figura que no se tiene noticia que exista en
clubes grandes. En otra cara estará Emilio Butragueño, vicepresidente del club y
la pretendida estabilidad del mismo: ¡menos mal! Y en otra, el entrenador. Ahora,
Juan Ramón López Caro. ¿Mañana? ¿El 1 de julio? ¿El que sea...?
La cara más tremenda del cubo es la de los Galácticos. La limpieza que se inició
con la marcha de Figo se quedó corta y continuará a final de temporada. Roberto
Carlos, que flirtea con Qatar, y Zinedine Zidane, a quien Florentino quiere
convertir en el embajador del Madrid por el mundo, deben ser los siguientes en
abandonar el club. Otra cara del cubo sería para Ronaldo y Beckham.
Gestión.
El brasileño es el futbolista más traspasable pues sigue siendo el rey del área.
El Madrid sólo lo cambiaría por su sucesor: Adriano. El inglés es una de las
bases del Madrid florentiniano: convencido de que sólo contratando a los mejores
jugadores del mundo podrá recibir ingresos de dinero que le permitan competir
con Abramovich, Berlusconi y el Barça-Caixa, Pérez renovaría a Beckham hoy mismo.
Quedan caras para el marketing y la afición. Ésta clama por una renovación/regeneración
del club; aquél intenta explicar que su papel en la gestión sigue siendo clave
para que el fútbol vuelva a brillar en el Bernabéu. S Rubik era madridista. |