29/01/2005
1-2: Intratable Madrid, mágico Robinho

Robinho y Cicinho, como hace dos campañas Roberto Carlos y Ronaldo, conquistaron Vigo y Balaídos. El Celta puso muy cuesta arriba seguir con la racha victoriosa del presente año, pero el Madrid, en una nueva muestra de solidaridad y compromiso que sitúa al cuadro de López Caro en tercera posición, a un punto del Valencia, y evitando que el Barcelona se distanciara más en la clasificación. Lequi anotó el tanto de los vigueses, en un duelo con Robinho demostrando su imparable mejoria.

Valencia y Osasuna no habían podido ganar, pero el Barcelona no había encontrado oposición ante el Mallorca y el Real Madrid se sentía en la obligación de vencer en Balaídos para recuperar posiciones y no distanciarse más de los azulgrana. López Caro sentaba a Cassano en el regreso de Guti a la medular y de Helguera a la posición de central. Estaba el Celta enrachado, con grandes registros como local, pero con la ausencia de su hombre-gol, Baiano. Y fue un hándicap durante el primer cuarto de hora, donde más apretó y donde Casillas, providencial, le robó el tesoro a Cannobio en un mano a mano. Núñez y Jorge hacían daño ante un Madrid gélido como la noche viguesa.

Decisivo Robinho
Cuando más apretaba el Celta, cuando su línea de presión se acercaba más a Iker, y cuando más enchufado estaba el público celtiña, Guti robó en la medular, se la dio a Robinho, y en la pared con éste, corroboraba ante Pinto su sensacional mes de enero (16´). Mucho daño hizo el gol del ‘10’ en el cuadro de Fernando Vázquez, que había tenido a su rival contra la lona pero no supo agotar la cuenta de diez segundos. Fue el momento del Madrid, dominador en el centro del campo con Guti y Zidane, y con Gravesen multplicándose para impedir que Jorge y Javi Guerrero conectaran con las bandas y con Cannobio.

Aún así, López Caro estaba intranquilo. Baptista pudo hacer mayor la herida viguesa, pero no remató de pleno un envío del constante Robinho. Borja Oubiña debía mandar en el Celta, pero la presión de Gravesen le impedía ver el horizonte con claridad. Parecía que ambos equipos aceptaban el resultado hasta el descanso… hasta que Lequi, de cabeza en una acción aislada por la derecha, resolvía de cabeza una combinación entre Ángel y Núñez (39´). Golpe a la moral de los madridistas, que cuando habían circulado y mantenido la posesión del balón, habían maniatado a su oponente. Algo que presagiaba cambios cuando Jonathan Woodgate calentaban motores en el receso… y así fue, porque el inglés reemplazó a Thomas Gravesen, que se retiró al vestuario con una herida en su rodilla izquierda.

Conexión brasileña
Se reanudaron las hostilidades con David Beckham a punto de repetir suerte como ante el Cádiz, pero en esta ocasión su libre indirecto salió rozando el larguero. Celta y Real Madrid se respetaban y mostraban sus respetos al juego ofensivo de su rival. Guti daba el susto al torcerse su tobillo derecho, por fortuna, sin consecuencias. Y como ante el Betis, tras un saque de esquina en contra, los madridistas con Baptista viendo el desmarque de Robinho, mató a los celestes. El ex del Santos cabalgó, tapó a los defensas y disparó, en esta ocasión Pinto rechazó el cuero, pero allí estaba Cicinho, veloz y muy listo acompañando la contra, para poner de nuevo en ventaja a los madrileños (56´).

Fernando Vázquez empezó a buscar soluciones, porque la derrota le alejaba de los puestos UEFA. Entró el goleador Perera por un inconstante Jorge. Guti y Zidane crecían para tranquilidad de López Caro, que tenía en mente dar entrada a Cassano. La fé del Celta en la presión no era la misma y el público empezaba a reconocer la superioridad del Madrid, que vivía lejos del área de un Casillas… que tuvo un susto bárbaro en un centro-chut de Silva que tocó en la madera y finalmente acabó en córner, lo mismo que el disparo posterior de Ángel. Doble oportunidad que conectó de nuevo a Balaídos, que quería aprovechar los últimos veinte minutos, ya con Cassano en lugar de Baptista.

Capeando el temporal
Gustavo López era la bala definitiva de un Vázquez no paraba un minuto sentado en el banquillo, mientras comprobaba como a su equipo cada vez le costaba más elaborar el juego, sobre todo, porque Borja Oubiña no aparecía, y Cassano, desgraciadamente, enviaba al cuerpo de Pinto una jugada a bocajarro. Apretaba el Celta, sufría el Madrid. López Caro sacaba al goleador Cicinho y colocaba a Diogo en su puesto para el tramo definitivo, en el que los celtiñas se vaciaron para evitar su tercera derrota en casa –incluso entró Juan Sánchez-. No lo logró, y como hace dos años, gracias a dos tantos con sabor brasileño –Robinho y Cicinho sustituían a Roberto y Ronaldo-, el Madrid salía airoso de Balaídos y proseguía con su caminar firme en 2006.

30.01.2006 00:56 +0300
realmadrid.com

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29/01/2005
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