La trastienda del equipo brasileño, desde
el jefe Ricardo Teixiera a los jugadores, pasando por los gloriosos ex
futbolistas que siguen al equipo en varios medios de comunicación,
consideran que Brasil no arranca porque el Cuadrado Mágico (distribuido
en 4-2-2-2) no ocupa bien el campo, sobre todo en la zona de creación.
Según esta teoría, al equipo le falta un centrocampista (Juninho
Pernambucano es el favorito de los disidentes) y le sobra un delantero:
Ronaldo o Adriano.
Ello supondría apostar por el 4-3-3: Dida; Cicinho (preferido a Cafú),
Lúcio, Juan, Roberto Carlos; Juninho, Zé Roberto, Émerson; Kaká, Ronaldo
o Adriano (los hay que pondrían a Robinho) y Ronaldinho. Pero, y ahí le
duele, eso supondría que Parreira renunciaría a su Cuadrado y Brasil
jugaría como en los tiempos de Felipao Scolari el último técnico campeón.
Y Parreira no se lleva bien con Scolari; su ego mayormente. Y muy mal,
por no decir fatal, se le deberían dar las cosas al equipo para que el
actual seleccionador mirara hacia el pasado.
De momento, Parreira cabalga a lomos de las individualidades únicas que
le rodean, pero sus críticos más feroces aseguran que Brasil perdería
ante Argentina, España o cualquier equipo que le complicara en la zona
ancha lo que le complicaron Croacia y Japón porque, encima, tienen
delanteros buenos. Veremos. |