Bienvenidos a la Copa de Europa, aquella
vieja competición donde en cada partido te jugabas el tipo y en la que
no cabían delicados diminutivos ("liguillas"). El encuentro de esta
noche se parece a aquellos. Hay poco margen de error y en las caras de
los protagonistas se nota el peso de la responsabilidad, o del miedo,
que apenas se distinguen. Perder complicaría muchísimo la clasificación
del Real Madrid para los octavos de final de la Champions. Y no sólo eso.
También dejaría malherido el último proyecto deportivo, a su entrenador
y a los que lo respaldan. Ganar es aire puro y una vida extra. Un
respiro antes de que llegue el Barcelona. Estoy por decir que en los
tiempos que corren empatar sería una irritante vulgaridad, como huir.
El choque es duro porque el Steaua es un rival de cierta categoría y,
sobre todo, un ex campeón de Europa. Y ese honor hace que el escudo se
tatúe en el pecho, especialmente en esta competición. Además, hablamos
de un equipo de Rumanía (etimológicamente "país de romanos"), es decir,
un reducto latino en la Europa del Este, con todo lo que eso supone:
gente de sangre caliente, valerosa y emprendedora. Piensen en Hagi,
Lacatus o Popescu. O más fácil: miren a su alrededor, y acérquense.
Para el Steaua el partido sirve para recuperar el foco del mundo después
de 20 años alejado de la gloria. Eso hace que el desafío no sea sólo
deportivo, sino social. Un modo de tomar el tren de la modernidad al que
no contribuye demasiado el dueño del equipo, Gigi Becali. El patrón del
club ha analizado así el partido: "Si la voluntad divina está de nuestra
parte, los pulverizamos". Para ganarse el favor de los dioses se fue la
pasada semana de peregrinación para tocar las reliquias de Santa
Parascheva, protectora de Moldavia, y visitó el Monte Athos, en Grecia.
Cosmin Olaroiu, el entrenador del Steaua, encontró argumentos más
terrenales en Getafe, donde presenció la derrota del Madrid. Allí se
encontró con Gica Craioveanu, que aseguran que le ha hecho los informes
de los últimos partidos de los blancos. Escuetas notas, supongo.
Si el encuentro será importante que Capello probó ayer soluciones para
los problemas que niega tener. Según el ensayo, Diarra y Javi García
serían los pivotes, Emerson y Guti estarían en el banquillo y Robinho
jugaría de titular por la izquierda. Se agradece el intento de
renovación, la apuesta por la cantera y el reconocimiento del chico
Robinho, pero sin Guti en el campo el Madrid es un pollo sin cabeza. En
defensa, el equipo se sentirá aliviado con el regreso de Cannavaro y
Sergio Ramos.
Precedentes.
Capello, centurión de amplísima experiencia, jamás ha visitado Rumanía
como entrenador en sus 118 partidos europeos, por lo que no se le
conocen antecedentes. Por lo que se refiere al Madrid, ha ganado sus
cinco emparejamientos contra equipos rumanos, el último contra la
Politécnica de Timisoara.
Entrenador y presidente estuvieron reunidos ayer durante una hora para
conversar sobre la situación del equipo y el técnico hizo la promesa de
los niños que han pintado un fresco en las paredes del salón: "No
volverá a ocurrir".
Hoy sabremos si lo que sucedió en Getafe es un problema de voluntad o de
capacidad. Lo cierto es que Steaua y Real Madrid están empatados a
puntos y, ahora mismo, a posibilidades. Cielos. |