Sambódromo. Contar con
brasileños es como jugar al póker con retrovisor en tus cartas. Sabes
que acabarás cazando al enemigo en algún renuncio. Por eso Capello, por
mucho que sus leyes marciales le impidan reconocer públicamente que le
gusta el modelo de vida de los hijos de la samba, optó anoche por
tirarse al monte con los cambios tras un primer tiempo espesísimo (gol
ilegal de Luis Prieto incluido). Emerson, que parece de Múnich y no de
Pelotas (Brasil), se quedó en el vestuario y Ronaldo, siempre Ronaldo,
saltó a la húmeda pradera del Bernabéu para recordarnos que fue, es y
será el más grande. Pase de Netzer Ramos de 42 metros, control faveliano
de mi (ex) gordito mágico y soplo de aire fresco a un club reconciliado
con el triunfo, el compromiso y la paz social. El gol de Ronie homenajeó
a su compatriota Luxemburgo. ¿Saben qué ocurrió el pasado 3 de diciembre
de 2005? El Madrid de Luxa venció 1-0 al Getafe en un partido infame y
un día después Florentino lo destituyó. El Barça le sacaba seis puntos y
hoy, con ese Capello pragmático al que nadie regala los oídos, sólo le
lleva un puntito. ¡Liderato a la vista!
'Robercrack'. Tengo que rendirme a los pequeños y revoltosos pies
de Roberto Carlos. Desde hace una década prodigiosa me tiene enganchado
a sus incursiones y sus apariciones explosivas. Sólo él podía romper el
muro tejido por Mané en torno a Lafuente. Golazo reivindicativo que el
madridismo celebró en voz alta. Mis 52 amigos de la peña de Albox (Almería),
que tienen la bendita osadía de haberla bautizado con mi nombre, se
comieron 622 kilómetros en autobús para anticiparme la buena nueva. "Tomi,
el año pasado sólo viajamos para el Madrid-Sevilla, con el único
hat-trick de Zidane en su carrera. Al Athletic le ganaremos y quedará el
liderato a la vuelta de la esquina. Somos la peña talismán". Pues eso.
Buen regreso a casa, amigos...
Bien, Mané. Ya les avisé ayer que Mané es un técnico que puede
obrar el milagro de mantener, un año más, al histórico Athletic en el
santoral de Primera División. Me gustó la actitud, la ambición renovada
y el descaro de los Yeste, Aduriz y cía...
Efecto Cannavaro. Para Calderón (¡Dale Ramón!) ha sido una semana
mágica. La inició acompañando en París a Cannavaro a recoger ese Balón
de Oro justo y, sobre todo, necesario. El Madrid del otro Fabio (Capello)
es como el capitanísimo de la azzurra. Nadie lo esperaba, pero ahí está.
Rozando el cielo... Por la mañana, el presidente salió airoso de una
Asamblea en la que se jugó el puesto (si no le aprueban las cuentas
hubiera tenido que convocar Elecciones). Pero todos (afines y críticos)
apostaron por remar en la misma dirección. Un triunfo de la masa social
y de la institución. El Madrid está vivo. Y coleando. ¡Tiembla Barça! |