Existe una fe que mueve montañas. Pero hay
otra que permite ganar títulos. Lo tengo muy claro ahora después del
partido realizado por Ronaldo en Kiev, tres días después de su vuelta
triunfal al Bernabéu contra el Athletic de Bilbao. Como a todo enamorado
del buen fútbol, este Real Madrid de Capello no me inspiraba confianza.
Pensaba que, a lo mejor, podía pelear por la Liga a golpe de resultados
rácanos y engañosos y de debilidades pasajeras del Barcelona o del
Sevilla. Pero lo veía incapaz de realizar estas grandes hazañas que
reclama la Liga de Campeones. Tengo que reconocer, incluso, que admiraba
a los 80.000 espectadores que llenaban el estadio Santiago Bernabéu a
pesar del pobre juego propuesto por el italiano. Pensaba en el
aburrimiento de cada jornada. Ellos tenían fe en que algo podía ocurrir.
Yo no. Pero con este Ronaldo, tan fresco, contundente y alegre, ya no
podemos poner ningún límite a las ambiciones del Real Madrid. Porque
existe una cosa mas potente que cualquier sistema táctico: el talento (y
la ganas) de un crack del fútbol.
Amigos, vamos a ver fútbol, vamos a ver goles y vamos a disfrutar. Dijo
Florentino un día que "el malo de la película no era Ronaldo". Los
aficionados del Real Madrid saben ahora que el brasileño será el héroe
del filme de la temporada. Ya no vale esto de ganar un título como sea.
El Madrid puede ir a por el triplete. La fe esta en nosotros, nos hemos
convertido al Ronaldismo.