Están separados por diez puntos, pero si el
tamaño no es un asunto considerable (queremos creer), tampoco debería
serlo la distancia. Además, para compensar cualquier teórica desventaja,
el partido se disputa en Montjuïc y coincide con el mejor momento del
Espanyol, el equipo de Primera que lleva más tiempo sin perder: desde el
24 de septiembre, cuando cayó en Son Moix (1-0). Buen choque, por tanto,
con el aliciente de los amores que matan; es bien sabido que sólo la
intensidad del abrazo distingue a un amante peludo de un oso grizzlie. Y
hace tiempo que el Espanyol aprieta y ahoga.
La resurrección del equipo de Valverde (y de Valverde mismo) es
completamente insólita, porque el muerto no es que se haya despertado de
pronto y balbucee, es que canta jotas. Los datos lo atestiguan: el
Espanyol, hace poco con el pálido de los fiambres, acumula diez partidos
sin perder (siete empates y tres victorias) y sus dos últimas victorias
en Liga (Sevilla y Atlético) han elevado el juego y la moral.
En esa súbita explosión de optimismo destaca el trío De la Peña-Luis
García-Tamudo, amigos fuera del campo y cómplices dentro. Y la buena
relación personal no es una anécdota, jamás lo es: propicia ayudas y
conexiones que no se ensayan en los entrenamientos, sino en las
confidencias, en los almuerzos, en los bares y en las tiendas del ramo.
Del primero poco se puede señalar que no sea un rendido elogio: sigue
siendo uno de los mejores centrocampistas de Europa y es difícil
calcular cuántas asistencias sumaría en un equipo, digamos, como el
Madrid. Y De la Peña, lo recuerdo, tiene todavía 30 años.
Luis García es bueno y aún está creciendo (25 primaveras) y Raúl Tamudo
es la perla menos conocida de la generación de Raúl, la Quinta del 77.
Su gol ante el Sevilla, después de un autopase con el tacón, fue
simplemente excelso, tanto por la ejecución como por la frialdad. Allí
no hubo azar, sólo talento. Por cierto, los seis goles de Tamudo en el
campeonato le han significado al Espanyol ocho puntos. Es más, cuando
marca el capitán (lo ha hecho en cuatro choques), el equipo no pierde:
tres victorias y un empate.
Doble pivote.
Ellos serán los principales enemigos de un Madrid que renueva votos de
castidad y nos niega sistemáticamente las entrañables consignas del sano
desparrame (anarquía y cerveza fría). Me explico: Capello recupera el
doble pivote (Emerson-Diarra), o lo que es lo mismo, el fútbol con
enaguas y refajo. Además, el entrenador duda si apostar otra vez por el
doble nueve, visto que los experimentos con Van Nistelrooy y Ronaldo no
dan buenos resultados: coincidieron ante Getafe, Celta y Sevilla, tres
derrotas. Los números son inapelables, pero la imagen del equipo en el
Pizjuán fue muy positiva, pese a la derrota. En fin, si Capello se
decide por un solo punta y lo somete a referéndum, votamos por Ronie, y
más movidos por la intuición que por el peso de su único gol en Liga
frente a los ocho de Van Nistelrooy. Curiosidad: el brasileño está a un
triunfo de los 100 en Primera. El resto del equipo será el de gala, a
falta de Higuaín y Gago, que todo llegará.
El Madrid es el visitante que más partidos ha ganado en Liga en feudo
espanyolista (25, como el Barcelona) y el que más goles ha marcado
(108). Al Espanyol le sienta mejor la historia contemporánea, aunque
puede rescatar algunos retazos del pasado: el Madrid sufrió en Sarrià su
primera derrota liguera y sus mayores goleadas en el campeonato (8-1 y
7-1). Como ven, para todos los gustos. |