Adiós y gracias, Ronie. Lo hemos pasado
bien contigo. Sí. Ya sabíamos hace meses que este año no acabarías
vestido de blanco. Tú lo adivinaste desde que viste entrar a Capello por
la puerta de Valdebebas. Y firmasteis, por conveniencia, un pacto de
compromiso en una barra de hielo. Me consta que trabajaste duro para
ganarte el puesto, pero el italiano te lo puso difícil. En realidad,
imposible. Nunca fuiste de su gusto y menos aún si andabas viviendo
entre lesiones y algún bostezo sospechoso en los entrenamientos. Capello
te ha fulminado haciendo uso de su mando absoluto y te has encontrado
solo, sin un 'Florentino' que te ampare. Corren malos tiempos para los
Galácticos, amigo, y aquí ya nadie puede vivir de lo que fue ni de su
sonrisa.
No dudo que merecías un final más elegante por tanto que has dado a este
Madrid. Pero querido Ronie, será el tiempo el que te ponga en tu sitio.
Quédate tranquilo, Di Stéfano acabó fatal con Bernabéu y hoy es un dios
del madridismo. Seguro que nadie llorará por tu marcha al Milán, así de
frío es este negocio, pero te reconoceremos siempre que fuiste uno de
los grandes. Hoy, en nombre de AS, te agradezco que atendieras a nuestro
reportero Óscar Ribot y te dejaras vestir de vikingo, que subieras a la
Torre Europa con Figo, que bailaras sevillanas para nosotros, que
pilotaras una moto de 500 en el Jarama...
Suerte en Milán y no guardes rencor a nadie. |