Hay cualidades físicas innatas en el ser humano y que diferencian a unos de
otros. Una de ellas es la velocidad. Esta cualidad es genética, apenas se
mejora con el entrenamiento. Uno nace con ese don y si se educa y se entrena
destacará en el medio en el que compita. La velocidad era, precisamente, la
gran cualidad de Ronaldo y Ronaldinho. En alguno de mis artículos de hace
años decía que Ronaldo tenía una sexta velocidad y que era capaz de superar
a un contrario con un cambio de ritmo brusco tanto en carrera como parado.
Con la edad, eso se va perdiendo. Los reflejos continúan, pero la capacidad
de reacción disminuye.
Ahora bien, si además de la edad el organismo aumenta considerablemente de
peso, el don de la velocidad queda reducido, convirtiendo al jugador
estrella en uno del montón. El tejido adiposo acumulado por Ronaldo y
Ronaldinho hace que su tejido muscular pierda elasticidad y flexibilidad,
con lo que su capacidad de reacción disminuye. Los efectos negativos de este
incremento desproporcionado de peso son: aumento del riesgo de lesiones,
disminución del rendimiento deportivo y, lo que es más importante, un
abandono de la disciplina deportiva que se exige a todo profesional que
quiera seguir en la elite. Sólo el trabajo y el sacrificio aseguran el éxito
al deportista que tiene cualidades. La juerga y la vida recreativa nocturna
aceleran la caída de los ídolos. |